LA GEOPOLITICA
PRIMERA CLASE
GEOPOLITICA
CONCEPTO
Ciencia que, a través de la geografía política, los estudios
regionales y la historia, estudia la
causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos.
ORIGEN DEL CONCEPTO
Algunos la consideran como una ciencia que
pretende fundar la política nacional o internacional en el estudio sistemático
de los factores geográficos, económicos, raciales, culturales y religiosos.
Otros niegan su carácter de ciencia y plantean que se trata de un conocimiento
estratégico y normativo que evalúa y rediseña la propia geografía, a partir de
algún proyecto de poder específico, defensivo o expansivo.
En el mundo actual como actores geopolíticos no
sólo se encuentran los estados nacionales, sino que se pueden identificar
también los bloques económicos regionales y las grandes transnacionales.
Algunos consideran incluso, que en el mundo globalizado actual, factores como
la biodiversidad constituyen fenómenos geopolíticos dignos de tener en cuenta
en la estrategia de dominación de los principales poderes hegemónicos.
FUENTE: YOUTUBE, SUBIDO POR VISUAL BOOKS EL 31 DE JULIO DE 2019
EVOLUCION
El término fue acuñado por el geógrafo
de origen sueco Rudolf Kjellen en 1916 en su
libro El Estado como organismo
viviente (Der Staat als Lebensform). La geopolítica ha desarrollado su
concepto básico según el cual, los Estados tienen muchas de las características
de los organismos vivientes. Enuncia la idea del crecimiento del Estado y sus
fronteras, las cuales tienen una naturaleza dinámica y son susceptibles al
cambio.
La
geopolítica tuvo gran importancia en Alemania a principios
del siglo XX y
alcanzó una gran difusión durante el III Reich
(El Reich alemán (en alemán, das Deutsche Reich, literalmente «el Imperio Alemán») fue el nombre oficial del
Estado alemán entre los años 1871 y 1945). El general alemán Karl
Haushofer utilizó la geografía política como instrumento para
justificar la expansión territorial de Alemania y desarrollar las teorías
del espacio vital. Tras la
derrota del Reich en la Segunda Guerra Mundial, militares y
diplomáticos siguieron interesándose por la geopolítica. Se originaron nuevas
teorías en potencias occidentales como Gran Bretaña, Francia y Estados
Unidos, que modificaron los principios de la geopolítca y que se
orientan básicamente a ejercer el control en determinados espacios terrestres y
marítimos considerados claves, sin necesidad de anexar territorios
políticamente y cambiar las fronteras nacionales.
Tras
el fin de la Guerra Fría, la geopolítica ha vuelto a crecer
al amparo de las tensiones internacionales surgidas con la desaparición de
la Unión Soviética. Estados
Unidos, como única superpotencia tiende a una política de dominio
mundial, la que intenta legitimar sobre las bases de ser el vencedor de la
Guerra Fría y de su poderío económico - militar y su influencia cultural.
FUENTE: TOMADO DE LA PAGINA DE ECURED
FUENTE: YOUTUBE, SUBIDO POR CAROLINA ACOSTA, EL 29 DE MARZO DE 2018
SEGUNDA CLASE
GLOBALIZACION Y
GEOPOLITICA
por: Alberto Mendoza Morales
Dos versiones definen la globalización del planeta: una economicista,
otra humanista. La versión economicista dice que la globalización es "el
movimiento de capitales de donde están a donde estén mejor, produciendo donde
sea más eficiente en costos y vendiendo donde sea más rentable, sin
restricciones de fronteras" (Narayaba Murthy). La palabra clave de los
economicistas es competitividad.
La versión humanista define la globalización desde una perspectiva histórica y
dinámica: un movimiento natural, que se da en la humanidad a lo largo de un
dilatado período. La palabra clave entre los humanistas es evolución.
La globalización es totalizante. Se da en todas partes. Lleva implícita
la posmodernidad, entendida como la revolución de la modernidad. Se originó en
tres causas: aumento geométrico de la población; ocupación del planeta por esa
población creciente; avance científico y tecnológico, de manera especial en
informática y telecomunicaciones. La acompaña la geopolítica, ciencia de Estado
que muestra las relaciones de poder que se dan entre las naciones.
La globalización fue advertida por Marshall McLuhan, sociólogo
canadiense. Habló de la era de las simultaneidades, las redes, los flujos.
Anunció el advenimiento de la aldea global, residencia de una nueva sociedad
tribal y planetaria.
La humanidad se fraguó en África oriental. La globalización comenzó
cuando los primeros bípedos humanos salieron de África y se asentaron en el
Oriente Medio. Ahí evolucionaron y continuaron su viaje a Europa y Asia. Luego
a Oceanía y América.
La situación planetaria actual es de sobrepoblación, violencia y daño ambiental. Reclama una ruptura con la realidad heredada, un cambio mental que se dé, no por la violencia desatada, sino por deliberación inteligente. El cambio tiene que ir a lo poblacional, lo económico, lo político y lo ecológico; debe evitar la homogeneidad y reforzar la heterogeneidad de las regiones y sus poblaciones, el fortalecimiento de las culturas locales; al reordenamiento político y administrativo mundial, y la geopolítica orientada a la fraternal convivencia de los pueblos.
"El mundo globalizado plantea un reto planetario. Crear una nueva
civilización para la vida y la libertad. Las armas son intelectuales, morales y
políticas. Las acciones, fortalecer la paz social, la democracia y la libertad;
corregir la inequidad y exclusión que padece parte de la población mundial;
detener el agotamiento de los recursos naturales; apoyar las fuerzas que luchan
por el pluralismo; apoyar el derecho de los pueblos a participar en las
decisiones que los afectan." (Pablo González Casanovas)
FUENTE: TOMADO DEL PERIODICO EL TIEMPO, 28 de julio 2008
TERCERA CLASE
LA GEOPOLITICA Y LOS DELIRIOS IMPERIALES
Las teorías del dominio del corazón de
la tierra, del dominio del mar y del dominio del espacio aéreo, hicieron que
la geopolítica mostrara en toda su plenitud una importancia
vital por cuanto a través de ellas, eran los diferentes espacios los
factores preponderantes en las relaciones de poder.
Hoy
se afirma con razón o sin ella que la globalización a través de los negocios que realizan las empresas transnacionales,
permite traspasar fronteras sin que se presenten los delicados problemas de las
relaciones internacionales entre los supuestos agredidos y agresores.
Sin
embargo, "la frontera política, considerada bajo el ángulo de un
límite de soberanía, sigue siendo por esencia, el perímetro espacial y
legal del sistema político" Mencionaré de manera breve esas teorías
geopolíticas:
a. El
mar y la teoría de Mahan: El Almirante americano Alfred Thayer Mahan
realizó un primer trabajo estructurado al respecto denominado The
Influence of Sea Power Upon History escrito en 1.890 el cual lo hizo
surgir de repente en los cinco continentes como el primer geopolítico.
Abarcando la estructura del mundo, extrajo de la acción naval de la Gran
Bretaña los principios que debían servir de guía para un posible dominio del
globo.
Esta
teoría consistía en que la nación que quisiera conquistar el mundo debería ser rica
y esa riqueza la lograría por medio de una gran industria, la cual tendría que abastecerse de materias primas
traídas por una marina eficiente que a su vez llevaría
los productos manufacturados a los principales centros del comercio, trazando así una especie de figura cerrada en movimiento constante. "Dominio Terrestre es el control político y militar sobre el heartland; pero si se
posee también el control de los mares, su dominio puede ser universal"
Sin
embargo, era lógico que aquellas líneas de navegación pasarían muy cerca de
lugares donde estarían en peligro de ser interceptadas cuando llegasen a
abastecerse de agua, alimentos,
combustibles o productos naturales y para evitar ese contratiempo no era
factible otro sistema de defensa que adueñarse de esas bases por medio de tratados o por la fuerza. Inglaterra estableció
para ello varios ejes de navegación que se fueron apoderando de determinados
puertos, islas o estrechos y fue así como 16 sitios cayeron bajo ese dominio:
Gibraltar, Malta y Suez sobre el Mediterráneo; Terranova, Jamaica y las islas
Flakland o Malvinas en América, Suráfrica y Diego Suárez en África;
Yemen, India, Singapore, Darwin,
Tasmania, Srawak y Nueva Zelandia en Asia:
Siglos después, aún se reúnen periódicamente algunos países con la Gran Bretaña
para lograr que les sean devueltos los territorios que les arrebataron desde
los tiempos de su predominio y una cruenta guerra libró Argentina en 1.982 por
recuperar las Malvinas, con resultados negativos.
b. La
tierra y la teoría de Mackinder: El 25 de febrero de 1.904 el profesor inglés Sir Harlford Mackinder, director del Observatorio
Astronómico de Greenwich y profesor de geografía de la Universidad de Londres, pronunció una conferencia
denominada El Pivote Geográfico de la Historia, la cual causó
profunda impresión en todo el mundo al haber sido diseñada como uno de los
fundamentos de la Geopolítica; en ella sostenía Mackinder que Mahan
estaba equivocado.
Las
líneas férreas habían avanzado técnicamente y se adivinaba la tendencia a
formar continentes compactos. Según el profesor, la parte enjuta del globo era
el medio único para lograr la conquista mundial; era esa mitad seca donde se encontraba
lo grande que había hecho el hombre, la cultura, la riqueza, la ciencia y donde se hallaban también
los elementos dominantes de la humanidad; sostenía de igual forma que los medios o elementos que en esa época existían en cuanto a
comunicaciones, permitían llegar a los puertos oportunamente fuerzas
suficientes para alejar a los barcos que a ellos arribaran
Basado
en mapas cuidadosamente preparados demostró que existía una
extensa área situada en la parte occidental y continental de Rusia que estaba al norte ceñida por el Ártico, al sur y
al sureste por grandes cadenas montañosas de Europa y Asia; y al oeste por la
fosa del Volga que se alargaba hasta la profunda entrada del Mar Báltico.
Fue
precisamente a esa zona a la que llamó Pivote Geográfico de la Historia, nombre
que sus comentadores cambiaron por el de Europa Central. Sostenía que esa
región no podía ser atacada por mar como imaginaba Mahan y para su defensa por
tierra contaba con poderosos ejércitos de infantería. Ese pivote se encontraba
rodeado de una serie de penínsulas formando una especie de reborde protector al
que Mackinder llamó La Región Marginal Creciente, la cual a su vez
estaba protegida por una serie de islas continentales algunas y lejanas otras,
y a esa faja casi circular que envolvía desde lejos el pivote la denominó La
Tierra de la Región Insular Creciente.
En
sus mapas, Mackinder hizo notar el error común de hablar de tres continentes al
mencionar a Europa, Asia y África ya que los tres están física y
estrechamente unidos por la extensa región del Medio Oriente. Ese espacio
formaba en vez de tres continentes una gigantesca isla a la que denominó La
Isla Mundial. En ella cualquier potencia podría encontrar todos los medios necesarios
para la conquista del mundo: hombres, materias primas, la más apta y numerosa juventud, así como la industria y el dinero que pudiera necesitar.
Una
vez estudiadas y evaluadas estas tres áreas, Mackinder formuló la ley que
lleva su nombre y que los críticos elogian o combaten de continuo: 1. "El
que domine la Europa Central, controlará el corazón mundial. 2. El que controle
el corazón mundial, dominará la isla mundial. 3. El que domine la isla mundial,
dominará el mundo" Destacados analistas revisaron la teoría de Mackinder,
entre ellos Nicolás Spykman, profesor emérito de la Universidad de Yale, quien
sostuvo sus puntos de vista en un libro titulado Geografía de la Paz,
que aunque escrito en 1.944 sigue siendo base de consulta para los principales
aficionados a la geopolítica mundial.
Spykman
sostenía que esta política mundial por firme que parezca cambia con suma
facilidad y que Mackinder había dado a su ley un carácterpermanente lo cual era inadecuado para los tiempos
modernos y además, concebía la geopolítica en una forma diferente.
La
geopolítica - decía - "es el planeamiento de
la seguridad política de un país en términos geográficos".
Los dos términos fundamentales, para él son espacio y tiempo. Por
espacio entendía la localización del Estado que variaba con el crecimiento o
decrecimiento de los centros mundiales de poder o con el crecimiento o
decrecimiento de las grandes potencias que tenían relación con el Estado. Por
el tiempo geopolítico entendía el poder del estado en
comparación con los demás.
El rimland (borde-cerco-orilla)
como Spykman llamaba al exterior creciente era una zona de inmenso valor por ser invulnerable a la marina, pese a la teoría
de Mahan. Así Spykman estableció su nueva ley: "Quien domine el rimland,
dominará a Eurasia. Quien domine a Eurasia, dominará el mundo".
Complementaba su principio con la idea de que la cooperación de marina y
aviación eran indispensables para obtener el éxito. Se empezó entonces a hablar
de las operaciones conjuntas en el campo militar permitiendo el desarrollo de
estas dos especialidades en forma acelerada.
c.
El aire y la teoría de Reigner: El
gran investigador Robert Hutchings Goddar advirtió que las especulaciones
relacionadas con el dominio del globo por medio del aire juegan un papel de
importancia suma, especialmente en estos momentos en que el hombre empezó a dar
sus primeros pasos en el dominio del espacio (atmosférico), campo en el cual se
alcanzó en diez años un adelanto no soñado en diez siglos y se avanzó con una
rapidez espectacular que dejó atrás todos los progresos logrados a partir de las
ideas de Mahan y de Mackinder.
Hasta
tal punto llegó esta diferencia que a nadie se le hace extraño que Hutchings
afirmara que "la física y la química han
llegado a producir medios de destrucción ante los cuales las bombas atómicas
lanzadas sobre las ciudades japonesas de Iroshima y Nagasaki, son juguetes comparados con las actuales dada su inmensa
capacidad destructiva, sin tomar en cuenta los medios secretos que ocultan
celosamente los adversarios para un caso decisivo" sin olvidar un hecho
que empeora tremendamente la situación y es la explosión demográfica que
aumenta las posibilidades de muerte en forma incalculable. Hutchings no se
equivocó porque hoy, el fenómeno de la guerra no se desarrolla a campo abierto
sino que tiene a la ciudad como su gran objetivo.
La
tendencia irrefrenable de la gente a agruparse en las grandes ciudades permite
a los medios actuales destruir una urbe millonaria en pocos segundos. Además el
acelerado crecimiento de las ciudades, llegará a convertir a Europa en una sola
urbe, transformando a estas metrópolis a las que se ha dado en llamar, el protofenómeno
de la Sociología, porque pasada la Segunda Guerra Mundial hicieron que los
medios defensivos empleados en ellas ya no tengan vigencia. En la gran ciudad
actual todos los medios y servicios son interdependientes; la falla de uno de ellos
acarrea la paralización de casi todos los demás: electricidad, gas,
agua, transporte, salud,
comunicaciones y muchos más.
Estas
consideraciones, más los progresivos adelantos de la técnica destructora, han
llevado a la clara concepción política de que una verdadera conquista mundial
debe dejar la tierra y el agua y basarse en los postulados reales del momento.
El
profesor francés De Reigner acompañado por un amplio grupo de técnicos, planteó la situación de la siguiente
forma: el gran blanco estratégico actual es la gran ciudad y de su destrucción
depende la victoria El mundo - dijo - con la desordenada distribución humana en la corteza terrestre, ha hecho que
los tres continentes, Europa, Asia y América, reúnan sus grandes masas
terrestres en el polo norte. De 140 ciudades de más de un millón de habitantes,
más o menos 120 están al norte del trópico de cáncer. El resto se dispersa en
fajas verticales separadas hacia el sur sin mayor comunicaciónentre ellas. Por eso el casquete norte mundial es
la base de la actual civilización y la región que va adelante y dirige la
historia del mundo.
Por
otra parte, hacia allá las vías aéreas son más cortas y aptas para la sorpresa
y las que ofrecen mayores dificultades a la defensa. En un universopolarizado
como el de hoy, la destrucción de las ciudades principales llevaría, si es
posible la respuesta del contrario, a la total destrucción de la civilización y
siguiendo la tentación de las naciones a destruirse se llegaría de acuerdo a lo
indicado por Ratzel a que en la tierra solo hay lugar para una gran potencia.
El
ataque del 11 de septiembre de 2.001 a las torres gemelas en New York dio la
razón a Reigner y a Ratzel, pues una operación corta, sencilla y de bajo costo en
términos económicos, comparada con los medios convencionales, causó miles de
muertos y despertó la furia del gobierno de
los Estados Unidos, iniciándose una campaña militar de gran escala fundamentada
en la guerra preventiva contra el terrorismo Así entonces, las tres teorías esbozadas
someramente implican el apoderamiento de un espacio ya sea sobre la superficie terrestre,
el mar o el espacio aéreo con el objetivo específico de dominio total porque el
poder siempre se ha fundamentado en el espacio.
CUARTA CLASE
GEOPOLITICA EN SURAMERICA
La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN)
se enrumba en una geopolítica renovada. Enlaza las realidades y oportunidades
de la geografía de los países con el enriquecimiento que ofrecen las
diferencias culturales y busca abrir nuevas oportunidades para reducir las
desigualdades y mejorar la vida colectiva.
La geografía ha dejado de ser un factor geopolítico que sustente el poder político de los estados y que con un criterio de espacio vital sirviera en otras épocas para la expansión territorial.
Actualmente y gracias a la tecnología, las comunicaciones y el transporte, los países se han acercado físicamente y con iniciativa y voluntad integracionistas se pretende evitar que la globalización fragmente a los países del Tercer Mundo, como lo ha presagiado Philippe Moreau.
La geografía ha dejado de ser un factor geopolítico que sustente el poder político de los estados y que con un criterio de espacio vital sirviera en otras épocas para la expansión territorial.
Actualmente y gracias a la tecnología, las comunicaciones y el transporte, los países se han acercado físicamente y con iniciativa y voluntad integracionistas se pretende evitar que la globalización fragmente a los países del Tercer Mundo, como lo ha presagiado Philippe Moreau.
La visión geopolítica sudamericana tiene un enfoque interno de integración del espacio físico y un enfoque externo que a partir de la integración se conecten los dos océanos; abriéndose oportunidades tanto de llegada como de proyección de las líneas de comunicaciones marítimas, desde y hacia la cuenca del Pacífico y Panamá. La nueva concepción de la geografía junto con la visión estratégica en el nuevo orden mundial, da prioridad a los intereses sociales a ser logrados por el eje de desarrollo económico al que se procura dar prioridad en el subcontinente.
En este sentido, la CSN reiteró en el Consenso de Guayaquil en el 2002 su apoyo al Proyecto de Integración de la Infraestructura Sudamericana (Iirsa), por ser un factor esencial para la integración del espacio económico de América del Sur y el desarrollo de los países.
Para vencer a una geografía sudamericana conformada por espacios pequeños que no son viables por sí solos, discontinua debido a las cordilleras, a la Amazonia y a amplias redes fluviales, se determinaron 10 ejes de integración y desarrollo en los que se incluyen ambiciosos proyectos de desarrollo económico con el apoyo financiero de la CAF, BID, Fonplata y Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).
Para explotar la excelente posición geográfica de nuestro país, sus cuatro puertos y la infraestructura de transporte, Ecuador está incluido en dos ejes: el amazónico y el corredor bio-oceánico multimodal Manaos-Manta, alrededor de los cuales se trata de crear zonas económicas y cadenas productivas que den sustento a los ejes de integración y a la vez favorezcan la entrada y salida al espacio sudamericano.
Dentro de este contexto se tuvo la visita del canciller de Brasil, Celso Amorin, porque no quiere que el cambio de régimen afecte sus intereses geopolíticos en el Ecuador y quiere además ampliar su área de influencia en el Pacífico, en su interés de bio-oceanidad.
Este proceso geoeconómico, visto como un instrumento para el desarrollo social y mejoramiento de la calidad de vida de la población está siendo impulsado con entusiasmo por los presidentes de la región. El presidente Chávez al respecto considera que “una cosa son los conflictos políticos y las ideologías y otras, las relaciones comerciales entre los pueblos”; separación atinada y oportuna por cuanto reconoce que el poder económico no necesariamente se traduce en un poder estratégico y geopolítico, lo cual significa que es factible mantenerse al margen de un mundo hobbesiano en el que el poder militar y la confrontación son claves para las relaciones internacionales.
Se aspira a que esta nueva visión geopolítica encauce el discurso y mantenga la coherencia hasta ser verificado en la práctica.
GEOPOLITICA (BRIC)
En Ekhaterimburgo, una
ciudad a más de 1.500 kilómetros al oriente de Moscú, en la ladera oriental de
los Montes Urales, con un gran poderío industrial y casi millón y medio de
habitantes, se sembró uno de los hitos más significativos de la Geopolítica
Mundial en esta primera década del siglo XXI. Los jefes de Estado que integran
el grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se reunieron durante no más de
cinco horas para notificarle al mundo su decisión de emerger como actores de
primer plano en un mundo que apenas se repone del sacudimiento telúrico que
representó la crisis financiera global.
Y no podía ser para menos. Porque los cuatro países, cuya sigla
está en el diccionario de Geopolítica hacen varios años, para agrupar a cuatro
países de grandes indicadores pero de notorios contrastes entre ellos mismos,
han ingresado con gran fuerza a una economía globalizada. Sólo con su peso
específico sumado adquieren un poder decisorio que desafía todas las siglas
convencionales que, como la del G8 o la del G20, van a ser prontamente
superadas por la unidad -así parezca sólo de conveniencia- que las cuatro
potencias emergentes encarnan.
En un documento muy divulgado por estos días -preparado por Jim
O'Neill, economista global en Goldman Sachs- se plantea la hipótesis de que el
potencial económico combinado de Brasil, Rusia, India y China, definirá el
equilibrio mundial en 2050. Con una población actual que representa el 41,6% de
población mundial y con un territorio dotado de inmensos recursos naturales,
superior a 40.000.000 de Km2 (22% de la superficie continental), su ritmo de
crecimiento, sus indicadores económicos, sus reservas internacionales y las
cifras de su intercambio comercial, son suficientes para condicionar el propio
comportamiento de todas las potencias convencionales sumadas. Para O'Neill, la
economía de China va a superar a la de Estados Unidos en el año 2027, poniendo
al BRIC por encima del G8. Según él, se llegará a esa situación 10 años antes
de lo que se pensaba.
Aunque es claro que, en términos del índice de Desarrollo
Humano, según la metodología de Naciones Unidas, los cuatro países están
notoriamente retrasados, según cifras del Banco Mundial, ese grupo genera hoy
el 27% del PBI mundial. Sin embargo, de acuerdo con el analista citado, para el
año 2050, en casi cada escala serán las entidades más grandes en la escena
global.
La gran paradoja es que viniendo de vertientes culturales
ideológicas abiertamente distintas, los cuatro miembros del BRIC han llegado a
convergir en el llamado capitalismo global, que nada tiene que ver hoy con las
formas originales del capitalismo de mercado y que, curiosamente se aproxima
más a un claro capitalismo de Estado. El colapso reciente del sistema
financiero y las propias fórmulas para enfrentarlo -aún en la Meca
norteamericana- muestran no solamente un regreso a regulaciones que parecían
superadas e innecesarias, sino a un regreso casi sin restricciones a
inyecciones de capital público en los gigantes de la empresa privada. Y aunque
se trate de guardar las apariencias, es evidente que volver a los esquemas
corporativos anteriores sólo podrá darse por la vía de códigos de ética y de
autorregulación en que el Estado no dejará de estar presente.
Según la visión de O’Neill, China e India, respectivamente,
serán los proveedores globales dominantes de tecnología y de servicios mientras
que el Brasil y Rusia llegarán a ser los principales proveedores de materias
primas, aunque todos cuentan ya con estructuras industriales de enorme
dimensión. De hecho, Brasil y Rusia son hoy los grandes abastecedores mundiales
de materias primas y de alimentos. Brasil tiene, por sí solo, la condición de
ser la mayor reserva de biodiversidad en el mundo, igual que de hierro y de
otras materias primas estratégicas. Por su parte, Rusia se presenta con
gigantescas reservas de gas y de petróleo.
Resulta clara la relación entre el sacudimiento profundo por el
que está pasando el mundo y el protagonismo del BRIC. Y, desde luego, lo que
más lo estimula para su protagonismo está no sólo en las condiciones
intrínsecas de sus economías, sino en la forma como ellas han podido cruzar las
turbulencias de la crisis global. Los principales análisis coinciden en que el
BRIC parece ser, precisamente, la punta de lanza de la recuperación global, por
el repunte de sus mercados bursátiles en los últimos tres meses. La bolsa india
ha registrado en ese período un alza del 60%, y la china y la brasileña del
35%. Es más que lo que han logrado recuperarse, por ejemplo, las plazas de
Nueva York y de Londres. Y lo más importante de todo, a pesar de todos los
pronósticos, el crecimiento de la economía China se sigue manteniendo por
encima del 8%, mientras que en los cuatro países el consumo de miles de
millones de personas se recupera por encima del promedio de los países
industriales.
Como si fuera poco, después de un pasado lleno de relaciones
accidentadas como deudores del Fondo Monetario Internacional, China, Brasil y
Rusia, aparecen ahora nada menos que como acreedores de este organismo. Una
situación que hasta hace poco pudo parecer una ficción. Brasil y Rusia
anunciaron préstamos de US$10.000 millones cada uno al FMI, mientras China se
mostró dispuesta a comprar US$50.000 millones en bonos del organismo
multilateral. El propio presidente Lula, respaldado en un intercambio en
crecimiento de Brasil con China que ya superó los 40.000 millones, reiteró el
contenido del manifiesto conjunto emanado de la cumbre de Ekhaterimburgo,
reclamando “un sistema de divisas estable, predecible y más
diversificado". Algo que antes de la crisis parecía difícil de digerir
para la economía mundial.
Fuente: Diario La Patria /
Colombia - 21.06.2009
QUINTA CLASE
COLOMBIA
GEOESTRATEGICA - GEOPOLITICA
Dos hechos recientes
hacen imperativo el precisar los intereses geopolíticos de Colombia para el
siglo XXI. El primero, en 2012, fue la nueva pérdida de 75.000 km2 de mar
territorial en el archipiélago de San Andrés. En efecto fue la segunda cesión
de territorio a Nicaragua, la anterior fue en 1928 la cesión de la Costa de
Mosquitia. Pérdida y cesión debidas a la perniciosa política de los dirigentes
colombianos de allanarse al arbitraje internacional para defender la integridad
del territorio nacional. En este sentido es un hecho que expresa la derrota de
una estrategia nacional o, más grave, la ausencia de esta.
Un segundo hecho es
la nueva ronda de diálogos para el cese del conflicto interno. También en 2012,
delegados del gobierno colombiano y del grupo armado ilegal FARC iniciaron
tales diálogos en La Habana. Las anteriores rondas con este grupo se dieron en
1984, en 1991 (en Caracas) y de 1998 a 2002. La nueva ronda iniciada en 2012
magnifica la victoria de una estrategia militar basada en una política de
modernización de las Fuerzas Militares, que incluyó fortalecer la capacidad
aérea, los sistemas de información y la acción interinstitucional.
Para los estrategas
resulta un contrasentido que un estado sea exitoso en su estrategia militar
mientras fracasa su estrategia nacional. Contrasentido que puede
atribuirse, en el caso de Colombia, a la falta de una visión geopolítica de sus
dirigentes políticos. ¿Distinguen estos dirigentes cuáles son nuestros
intereses geopolíticos? Incluso antes de ello ¿Acaso tienen claro los mismos
dirigentes cuál es el interés nacional de Colombia? Lo cierto es que los
dirigentes colombianos deben asumir que la proyección del poder geopolítico es
la clave para evitar tanto más pérdidas de territorio como los desafíos al dominio
nacional de este.
Por ello el propósito
de este artículo es precisar los intereses geopolíticos de Colombia para el
siglo XXI. Al efecto seguimos los postulados teóricos de la nueva geopolítica,
la inaugurada a mediados de la década de 1960 por Samuel Cohen. En este enfoque
la geopolítica no puede obedecer a determinismos geográficos sino que debe
someterse al interés nacional. Como a su vez, sobre este interés seguimos lo
expuesto en la década de 1970 por el británico Reynolds y el estadounidense
Nuechterlein. Para estos autores el interés nacional debe someterse al orden
democrático so pena de ceder ante los autoritarismos y hegemonías.
En consecuencia el
artículo se divide en dos apartados principales. El primero sobre la relación
entre interés nacional y geopolítica; el segundo apartado versará sobre la
relación entre las regiones y el ejercicio del poder por el estado colombiano.
Como tal no pretende ser un resumen de las teorías sobre el tema, si sugiere
como pueden entenderse los postulados de tales teorías al aplicarse al caso
colombiano.
Interés nacional y geopolítica de Colombia
El interés nacional
de un estado democrático rige la orientación geopolítica del mismo. Esto puede
que contradiga los muy citados postulados expansionistas de la geografía
política del siglo XIX y de las propuestas hegemónicas de la geopolítica del
siglo XX, hasta el final de la Guerra Fría. No obstante en este artículo se
asume que, si bien la geopolítica es el fundamento de una buena política
exterior, una y otra deben supeditarse al interés nacional. Para demostrarlo se
avanzará, en orden deductivo, sobre cada una de las categorías mencionadas: el
concepto interés nacional; la noción de interés geopolítico, por ende, como
aplica a Colombia por sí misma, respecto a otras regiones del mundo y en la
escala de los temas globales.
El concepto interés nacional
Los hechos del 2012,
citados al ¡nielo, sugieren que los dirigentes colombianos están en mora de
supeditar la política exterior al interés nacional. Es decir, deben superar los
principios idealistas que han regido dicha política desde el siglo XIX: apego
alas normas jurídicas, confianza en la justicia internacional y adopción del
arbitraje para la solución de todos los conflictos internacionales. Esta es la
condición previa para que el país ejerza su papel de potencia mediana en el
escenario internacional. Colombia no solo necesita precisar cuáles situaciones
de ese escenario afectan su interés nacional y cuáles no, sino asumir una
escala de prioridad entre ellas.
Debe recordarse que
en los estados contemporáneos en teoría hay dos tipos de intereses antagónicos.
De un lado está el interés público, que contempla el bienestar del pueblo y de
los empresarios hacia el interior de las fronteras del país (Nuechterlein,
1975, p. 8). El interés público es competencia de las tres ramas del poder
(Legislativa, Ejecutiva y Judicial) en cada uno de sus niveles (estatal,
departamental y municipal). Los dirigentes colombianos otorgaron prioridad a
este interés desde los inicios de la república hace doscientos años hasta hoy.
De otro lado, en
antagonismo con el interés público está el interés estratégico. Este contempla
los medios políticos, económicos y militares para asegurar al país contra las
amenazas militares. Los intereses estratégicos están definidos por cuatro
factores: 1) la geografía: 2) la disponibilidad de recursos escasos: 3) la
tecnología militar, y 4) el limitar los daños que puedan afectar al territorio
propio (Nuechterlein, 1975, p. 9). Los dirigentes colombianos han ignorado los
intereses estratégicos en nombre de un candoroso respeto al derecho
internacional.
De otra parte
el interés nacional, contempla
el bienestar de las empresas y los ciudadanos del país que participan en el
escenario internacional. El interés nacional es competencia exclusiva del poder
ejecutivo del nivel nacional. Los dirigentes colombianos también soslayaron
este interés dada su adopción del librecambio desde los albores de la
república, al tiempo con la especialización del país en la exportación de bienes
primarios.
En este orden el
interés nacional básico de Colombia no debería ser diferente al de cualquier
otro estado-nación, al contemplar tres metas: 1) supervivencia del estado: 2)
consecución del máximo de riqueza, y 3) fomento de los valores de la comunidad
(Reynolds, 1977, p. 59). Como tal este interés define los objetivos permanentes
de una comunidad nacional. A su vez, aquellas metas son las de una comunidad
nacional frente a otras comunidades que se consideran competidoras o enemigas.
Aunque se advierte
que el predominio del interés estratégico sobre el interés nacional lleva a la
imposición de la seguridad militar. Así como el predominio del interés nacional
sobre el interés público llevaría a justificar la existencia del estado por sí
mismo, en detrimento de los ciudadanos. Es claro que si los intereses de las
diferentes comunidades nacionales compiten en el escenario internacional
adquiere vigencia la necesidad de ejercer poder para lograr tales intereses: es
decir, si un estado no ejerce poder los demás estados le impondrán sus propios
intereses.
Debe subrayarse que
Colombia definió su interés nacional desde que se dictó su primera Constitución
política hace doscientos años, interés evidente hasta hoy en la Constitución de
1991. En lo que debe avanzar es en precisar la intensidad del interés según el
contexto histórico y en fortalecer la democracia para precisar tal intensidad.
Esto es, algunas situaciones adscritas a cada meta del interés nacional cobran
mayor atención según el momento histórico.
Situaciones que se
sugiere ordenar en una escala de prioridad para precisar mejor su intensidad.
Si bien el nombre cambia según el autor, tal escala suele establecer cuatro
niveles: 1) intereses vitales: 2) intereses extremamente importantes: 3)
intereses importantes: 4) intereses secundarios (Commission, 2000, pp. 5-8).
Según este enfoque, el conflicto interno de Colombia no sería un interés
nacional, menos un interés estratégico, sino una situación que afecta al
interés público (Nuechterlein, 1975, p. 14).
Interés nacional y geopolítica
Siguiendo a
Brzezinski (1997) los estados tienen intereses geopolíticos. Definir estos es
la premisa para formular una geoestrategia, esto es, para una gestión
estratégica de tales intereses (p. 11). La geopolítica es una dimensión de la
política exterior que los dirigentes colombianos deben asumir si desean que el
país sobreviva o, lo que es lo mismo, ejerza poder en un mundo globalizado.
Debe quedar claro que
todo interés geopolíti-co se deriva del interés nacional, pero no todo interés
nacional es geopolítico. En las teorías de la geopolítica tradicional los dos
tipos de intereses podían confundirse. Al respecto debe recordarse que tales
teorías fueron hechura de las grandes potencias cuyo principal objetivo era
controlar centros de recursos y líneas de comunicación allende sus fronteras,
un medio de mantener o aumentar su poder. Los estados con esta habilidad podían
acumular riqueza y ejercer liderazgo sobre otros estados (Grygiel, 2006, p. x).
El interés
geopolítico si coincide en parte con el interés estratégico, no tanto por los medios dispuestos
para asegurar al país contra las amenazas militares. Sino en cuanto los
intereses estratégicos son determinados por los factores geográficos, la
disponibilidad de recursos escasos y los avances de la tecnología militar. Con
el mismo Grygiel (2006, p. x), al ubicar focos de recursos naturales y
económicos y las líneas de comunicación que les unen, la geopolítica es un mapa
que clasifica y asigna valor estratégico a los lugares.
No obstante, para
este siglo XXI se evidencia la disputa de intereses geopolíticos entre las
potencias, tradicionales y emergentes. Es decir, se restauró la multipolaridad
tradicional del orden global. Por lo mismo, los focos de tensión de dicho orden
coinciden con el mapa de las regiones donde hay vacíos de poder o focos de
recursos indispensables para el desarrollo de las potencias.
Para ejemplificar lo
anterior detallemos el caso de Asia Central y el Cáucaso Sur, donde la Unión
Soviética dejó de ser el poder dominante. Ahora a la competencia secular entre
las potencias de la región como Rusia y China se sumó Estados Unidos (EU), una potencia
extra regional. También confluyen allí los intereses de Turquía, basado en
nexos culturales y lingüísticos, como los de Irán, suceso-ra del viejo imperio
Persa (Pipinashvili, 2011). No obstante los intereses de las potencias difieren
en esencia.
Para Rusia la
prioridad es contener la expansión de la OTAN sobre los países con los que
comparte fronteras y, en segunda instancia, controlar el flujo de recursos
energéticos que favorecen el desarrollo de las demás potencias. Al efecto
también ha promovido la Unión Euroasiática (Bielorrusia, Kazajistán,
Kirguistán, Rusia y Tayikistán son países fundadores), en función de la
integración económica. Así como promovió la Organización de Cooperación de
Shanghai (los mismos países de Asia Central más China), un organismo de
cooperación en seguridad.
Para China se trata
primero de obtener los recursos energéticos indispensables para su actual
dinámica de desarrollo y, en segundo lugar, asegurar sus fronteras con los
países de Asia Central. Para ello China fomentó los oleoductos Sino-Kazajo y
Sino-Turkmeno, con participación de Kazajistán y Uzbekistán. En este orden,
China más que desafiar la influencia rusa sobre estos países es ya reconocida
como el gran poder de Asia Central. No obstante recién, en mayo de 2014, Rusia
y China firmaron uno de los acuerdos más importantes de suministro de gas para
este último país.
El propósito de EU ha
sido el fomentar un cordón de seguridad alrededor de Rusia y lograr el control
de los recursos energéticos a favor de sus aliados europeos y en detrimento de
China. Una de las acciones contundentes para ello fue la intervención en
Afganistán, atrayendo la cooperación de los estados de Asia Central y el
Cáucaso Sur. Otra de las acciones a mediano plazo fue promover la expansión de
la OTAN, asumida al extremo por Georgia cuando en 2008 intentó apoderarse
militarmente de Osetia del Sur.
Irán goza de la doble
condición de ser una potencia regional y ser un pivote entre Medio Oriente y
Asia Central, además de poseer grandes reservas de petróleo y gas. Compite con
Turquía para dominar a Azeirbayán y lograr así influir sobre el Cáucaso Sur,
aunque desde 1 994 este país fue cooptado por las petroleras estadounidenses.
Mientras coopera con Armenia para conectarse con Rusia (Chitadze, 2012). Irán
también mantiene fluidas relaciones con Georgia, en cuanto sus puertos sobre el
Mar Caspio pueden facilitar las exportaciones iraníes. En esencia Irán está más
interesado en la estabilidad del Cáucaso Sur que otras potencias.
En síntesis Asia
Central y el Cáucaso Sur hacen parte del espacio medio que, según Brzezinski
(1997, p. 40), debe ser controlado por Occidente so pena de que EU vea
debilitarse su primacía global. Por ello los esfuerzos de este país por influir
sobre aquella región, siendo Azeirbayán uno de los pivotes para ello.
El panorama anterior
por sí mismo serviría a definir los intereses geopolíticos de Colombia en esa
región. El Asia Central y el Cáucaso Sur pueden ser emporios de riquezas
energéticas y minerales, además de ser paso importante para su trasegar hacia
los polos de desarrollo global. Pero Colombia no depende de unos u otro,
tampoco podría disputar tales recursos con Rusia, China, EU o Irán. Menos
cuando la distancia que separa a Colombia de, por ejemplo, Kazajistán es de
13.000 kms. en sentido sur-noreste, y 1 5.600 kms. en sentido oes-te-noroeste.
Es decir, la región se ubica a la mayor profundidad estratégica que los medios
terrestres o marítimos colombianos puedan alcanzar.
Intereses geopolíticos y geoestratégicos
Podría afirmarse que
el carácter geopolítico de un lugar geográfico es otorgado por decisión
política de los estadistas. Tal lugar incluye recursos naturales y/o vías de
comunicación indispensables para alcanzar el interés nacional. Mientras que el
carácter geoestratégico, basado en el geopolítico, define el lugar sobre el
cual las grandes potencias proyectan su poder (Sánchez, 2014, p. 130). Para
comprender ambos tipos de intereses veamos tres ejemplos disímiles: el ártico,
el comercio estadounidense y una cuenca fluvial.
El carácter
geopolítico del ártico está dado por dos razones: primera, el albergar grandes
reservas de hidrocarburos y otros recursos naturales. Segunda, es que favorece
rutas de navegación más cortas entre Europa y Asia oriental por su deshielo,
como acorta la trayectoria de misiles balísticos de un hemisferio al otro
(Konyshev y Sergunin, 2012). Ello explicaría la vieja competencia entre EU y
Rusia por controlar tal región.
Pero más actores
adelantan una geoestrategia sobre el ártico. Entre ellos la OTAN definió una de
sus prioridades basada en las consecuencias ambientales del deshielo y la mayor
presencia humana allí. La Unión Europea esgrimió la necesidad de un equitativo
acceso a los recursos naturales como a las rutas de comercio de la región. Incluso
estados como Finlandia y Suecia, sin frontera directa, invocan la noción
patrimonio de la humanidad para obtener prebendas geopolíticas allí.
Otro ejemplo de
realización de intereses geoestratégicos es la política de comercio
estadounidense. Ciertamente el 25% del total de importaciones de EU se hacen en
función de acuerdos preferen-ciales. Los de libre comercio con aliados muy
importantes (p. ej. Israel) o con países que son sus vecinos inmediatos
(NAFTA). Precisamente en 1985 EU firmó su primer tratado de libre comercio con
Israel. Mientras que en 1994 lo hizo con México y Canadá en el NAFTA.
Los acuerdos
unilaterales los firma con regiones consideradas de importancia estratégica. En
1986 EU estableció el de la cuenca del Caribe (sigla en inglés CBI). En 2004
estableció el acuerdo con algunos países centroamericanos (CAFTA). Otros
acuerdos en los Andes, en áfrica (AGOA- 2000) y Asia responden a
consideraciones políticas explícitas (Lederman & ózden, 2007, p. 236).
En 2001 EU otorgó
preferencias a los países andinos como parte del combate al narcotráfico,
conocido como Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act-ATPDEA-, Después
firmó acuerdos similares con Jordania, Singapur, Chile. Las preferencias pueden
suspenderse para presionar una política y reinstalarse por necesidad, así se
hizo contra Pakistán a raíz de sus pruebas nucleares pero luego fue necesaria
su ayuda en Afganistán. Por ello los acuerdos (CBI, Andean y AGOA) son
revisados cada dos años.
Un tercer ejemplo de
intereses geopolíticos se basa en las Helsinki Rules (1966). Según estas, las
cuencas fluviales compartidas por dos o más estados son internacionales y su
uso no puede ser restringido por uno de los estados ribereños (Adar, 2007, p.
65). De allí que tampoco podrían restringirlo otros actores internacionales a
nombre de un supuesto patrimonio de la humanidad. En este orden, el uso
excluyente de los ríos Amazonas y Orinoco por los países vecinos afecta
directamente el interés nacional de Colombia por ser uno de los estados
ribereños.
Infortunadamente los
dirigentes colombianos priorizaron sus políticas sobre la delimitación legal de
fronteras y el combate contra los grupos armados ¡legales. Soslayaron así que
aquellos ríos comunicaban a Colombia con el Atlántico meridional y con la red fluvial
suramericana (véase
Mapa 1). Incluso tal política exterior omitió garantizar la oferta de agua
para los pobladores y agricultura del lado colombiano. Mientras que la Amazonia
apenas la protege desde 1978 el Tratado de Cooperación Amazónica, sobre la
cuenca del Orinoco también se aceptó la imposición de patrimonio de la
humanidad con el Guiana Shield Facility, apoyado por PNUD y UICN
Lo cierto es que
Colombia podría invocar como intereses geopolíticos los de preservar su actual
territorio, asegurar el control de sus recursos naturales y asumir un liderazgo
sobre sus áreas de influencia natural (Pacífico Occidental; Andes; Amazonia;
Istmo centroamericano; Caribe y la Orinoquia-Guayana). Aunque esto sea solo
para consolidar su propia seguridad fronteriza y comercial, en la segunda parte
de este artículo se resuelve si Colombia tiene intereses geoestratégicos.
La escala de los intereses
Dos recientes
balances de coyuntura global sugirieron las tendencias del nuevo milenio. Estas
tendencias sirven para auscultar cuáles son los intereses estratégicos de
Colombia. En el primero los hechos trascendentes eran:
- Caída del precio del
petróleo;
- Sequía en el oeste
norteamericano;
- Estancamiento económico
europeo;
- Débil liderazgo europeo, y
- Muerte del candidato
brasilero Campos.
Todos los anteriores
hechos que, según Naím (2014), sugerían consecuencias geopolíticas.
El segundo balance
Incluyó los siguientes hechos:
- Reunión de alto nivel entre
las dos Coreas;
- Movimientos militares chinos
alrededor de India;
- China desafía a EU en los
mares de China Meridional y Oriental;
- EU lidera a 21 países en los
ataques aéreos contra blancos de Estados Islámicos (ISIS), y
- EU y OTAN Intensifican
maniobras militares en torno a Rusia.
Dado que estos focos
de conflicto “afectan los intereses geopolíticos de las potencias nucleares”,
según Hardy (2014), podrían suscitar una guerra mundial.
Considerando los
cuatro niveles de una escala de prioridad para el interés nacional, a saber: a)
intereses vitales; b) intereses extremamente importantes; c) intereses
importantes; d) intereses secundarios (Commission, 2000, pp. 5-8). Una
clasificación de los 10 hechos listados arriba en función de su afectación
sobre Colombia, podría verse del modo siguiente:
La visión que ofrece
esta clasificación sugiere que Colombia o tiene Intereses nacionales muy
limitados o sus Intereses geopolíticos no trascienden más allá de su entorno
fronterizo. En efecto, ninguno de los 10 hechos mencionados por los expertos
sobre el devenir global compromete la supervivencia Inmediata o la seguridad de
Colombia. Ninguno afecta los Intereses vitales del país.
Si acaso el giro en
las elecciones en Brasil, por la muerte del candidato Eduardo Campos que afectó
la reelección de la presidenta Rousseff en la primera vuelta, hubiera tenido
incidencia geopolítica para Colombia. De triunfar el candidato Neves el
proyecto del ALBA continuaría su debilitamiento regional. En consonancia, como
un interés extremamente importante para Colombia, tal triunfo liberaría la
capacidad de nuestros gobiernos para reorientar la política regional.
Los tres hechos
económicos (1.1 a 1.3) expresan condiciones económicas que, de profundizarse,
podrían generar consecuencias negativas para mantener el bienestar de los
colombianos. Pero aún en conjunto los tres hechos afectan marginalmente la
estabilidad macroeconómica del país. El petróleo no es el único producto de
exportación de Colombia (2% del PIB; Rendón, 2014); ni el intercambio comercial
con Europa pesa tanto sobre nuestros ingresos (0,46% PIB; El Universal, 2013) y
la sequía al norte del hemisferio podría convertirse en un nicho de
oportunidad.
Por último, los focos
de conflicto en Medio Oriente y Eurasia se caracterizan en conjunto por la
profundidad estratégica respecto a Colombia (Esquivel, 2004). Colombia propende
por la solución pacífica de los conflictos entre estados. También ha demostrado
su compromiso en la lucha contra el terrorismo.
No obstante, la
disputa geopolítica entre las grandes potencias en el espacio euroasiático si
debe preocupar a Colombia en cuanto a prevenir el surgimiento de potencias
hegemónicas, el uso de las armas de destrucción masiva o la estabilidad
relativa de los sistemas globales de mercado y ambientales. No por mero
discurso, sino para una efectiva proyección de su interés nacional.
Intereses geopolíticos colombianos
En el orden
conceptual expuesto, es destacable el criterio geopolítico con el que se
integró el territorio que definió a la actual Colombia. Al erigirse en 1717 el
Virreinato de Nueva Granada se articularon tres líneas de comunicación que
aseguraban el ejercicio del poder español: 1) remontando los ríos Orinoco y
Meta; 2) remontando el río de La Magdalena y 3) la ruta Quito-Popayán.
Las tres líneas al
converger sobre Bogotá, la convirtieron en la capital que articulaba la defensa
de los territorios aledaños. Acertado sentido geopolítico sobre el que, a su
vez, Simón Bolívar erigió la Colombia grande, la unión de los actuales estados
de Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela y, la menos referida, Guayana. Lo
anterior fue un resultado y es causa de una tendencia actual de poblamiento.
La tendencia que se
mantiene hoy evidencia que más de la mitad de la población de Colombia se ubica
en lo que algunos autores denominan el ‘trapecio andino’, la zona comprendida
entre Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga (Galvis, 2001, p. 5). En sentido
geopolítico este podría ser el pivote geográfico de Colombia. Lo cierto es que
hasta cuando se erigió como república Colombia no dependía de la importación de
recursos y desde entonces también tendió a disminuir sus comunicaciones vía
marítima.
Lo grave es que tal
evolución se acompañó desde 1830, en parte por la disolución de la federación
con Ecuador y Venezuela, con la renuncia de los dirigentes colombianos a que
Colombia ejerciera poder. Esto al adoptar como principio de su política
exterior el respeto idealista al derecho internacional y la adopción del
arbitraje para hacer valer el interés nacional. Con Gryglel (2007), si un
estado omite o no considera los intereses geopolíticos otros estados podrán
llenar el vacío.
Es decir que, en
función del interés nacional (supervivencia, bienestar y valores), la política
exterior de Colombia hoy debería adoptar una orientación geopolítica. Los
imperativos geopolíticos de Colombia que deberían orientar tal política
subrayan tres propósitos:
1) Asegurar el
dominio del territorio nacional para impedir la pérdida de un centímetro más
del mismo, junto con evitar la acción del crimen transnacional y asegurar el
control de recursos y vías. 2) Procurar una mayor influencia sobre su región de
influencia natural (los 11 países con los cuales comparte frontera) para
consolidar su propia seguridad, disuadir cualquier reclamo territorial y
fortalecer el intercambio comercial. 3) Retomar el liderazgo de Colombia sobre
las plataformas adyacentes (de mayor a menor profundidad estratégica: Pacífico;
Andina; Amazonia; Istmo centroamericano; el Caribe y la Orinoquia-Guayana).
Queda claro así que
Colombia no tiene aspiraciones territoriales diferentes a las de preservar su
actual territorio, ni aspiración de proyectarse más allá de poder Intercambiar
libremente con los demás estados del globo. Para corroborar estos imperativos
geopolíticos a continuación analizaremos la proyección geopolítica de Colombia
a partir de los postulados de Cohen sobre las regiones geoestratégicas y
geopolíticas.
Regiones y proyección de poder por Colombia
Vale reiterar que los
intereses geopolíticos de Colombia se ciñen al interés nacional de un estado
democrático. De hecho en sus doscientos años como república Colombia no ha sido
un estado expansionista ni agresivo. No obstante, en perspectiva geopolítica,
para hacer valer su interés nacional Colombia debe proyectar poder en su
entorno internacional. Por ello en este segundo apartado se examinan los
postulados geopolíticos que definen cuál es el entorno regional prioritario
para el país; entre aquellos se incluyen: las regiones geoestratégicas y las
geopolíticas, las regiones del Pacífico, el Caribe, de Suramérica y,
finalmente, el poder marítimo.
Las regiones geoestratégicas y las geopolíticas
La omnipresente
actualidad (pos-guerra fría; pos-llS; globalización) impone un cambio
fundamental en la política exterior de Colombia. Impone adoptar un inédito
enfoque geopolítico. Si bien la geoestrategia se consolidó como referente
teórico al finalizar la Segunda Guerra Mundial, desde la década de 1970 también
operan nuevas corrientes de análisis geopolítico (Barton, 2003, p. 1 6).
Cuando en 1897 Ratzel
publicó la primera geografía política sistemática, esta era una sub-disciplina
de la geografía humana. Mientras que en 1899 al acuñar Kjellén el término
geopolítica lo hizo advirtiendo que esta era parte de la ciencia política
(Venler, 2010, p. 3). Mackinder nunca usó el término geopolítica pero en 1904,
a partir de la oposición histórica entre potencias marítimas y terrestres,
sugirió la división del mundo en tres regiones geoestratégicas: la región
pivote (Heartland), el creciente interior y el creciente exterior o marginal;
la potencia que controlara la primera dominaría el globo.
Durante la Segunda
Guerra Mundial, en 1942, Spykman propuso a partir de la posición geográfica de
Estados Unidos (EU) un reenfoque de tales regiones. El dominio del creciente
interior, al que denominó Rimland, debía ser lo más importante para ese país.
Entonces la política exterior de EU cambió del aislacionismo al
intervencionismo global, así como adoptó la estrategia de contención contra la
Unión Soviética y la del dominó en el Sudeste asiático (Venler, 2010, p. 5).
En 1963 Cohén refutó
ambas tesis, la del Heartland y la del Rimland. El dominio de una región no
podía ser un determinismo geográfico que prescindiera de los riesgos o
posibilidades de éxito al efecto. A partir de allí, desde la década de 1970, la
geopolítica renació. Por ejemplo, apegado a las teorías ortodoxas, hacia 1977
Gray asumió la geopolítica como una variante del realismo clásico. Para el
controlar la isla mundial (Eurasia-áfrica) conducía al control del mundo. En la
misma línea ortodoxa, en 1997, Brzezinski reafirmó para la política exterior de
EU la necesidad de controlar Eurasia.
En su análisis
geopolítico Cohén se remitió a tres regiones: las geoestratégicas, con alcance
global; las geopolíticas o subdivisión de las anteriores y equiparables a las
regiones geográficas; mientras que el tercer tipo de región son las zonas
fragmentadas o regiones estratégicas, ocupadas por estados conflictivos
(Venier, 2010, p. 7). Entendía así un sistema jerárquico que va desde el
dominio geoestratégico hasta las unidades subnacionales, donde los estados se
clasifican según su poder: potencias globales, potencias regionales y los demás
estados (Cohén, 2003, p. 5).
Allí mismo solo
reconocía dos regiones geoestratégicas: 1) la marítima, dominada por EU, y 2)
Eurasia, dominada por Rusia. La primera incluía como regiones geopolíticas a
las Américas, las áfricas, Europa marítima y el cinturón Asia-Pacífico. Las
regiones geopolíticas de la segunda incluían Europa oriental, el Cáucaso, Asia
Central y Mongolia. regiones como Asia Oriental y Asia Sur, lideradas
respectivamente por China e India, apuntan a convertirse en geoestratégicas.
Colombia debe asumir
con prudencia tal categorización. Ciertamente el país primero debe ejercer como
la potencia mediana que es físicamente. Lejos de convertirse en potencia
regional, si debe aspirar a proyectar poder más allá de sus fronteras. Pero
siendo que el Heartland clásico o Eurasia continental ostenta la mayor
profundidad estratégica para Colombia , esa región no es geoestratégica para el país. Puede dudarse
que se logre alguna influencia allí, incluso con medios del Soft o Smart Power.
Reiterando de Cohen
(2003, pp. 37-40) la existencia de solo dos regiones geoestratégicas, la
marítima y Euroasia, Colombia está ubicada en la primera. Tal ubicación no deja
lugar al idealismo, confirma que Colombia nada tiene que hacer respecto a la
disputa de Euroasia entre las grandes potencias; es decir, utópicamente podría
el país tener alguna aspiración geoestratégica. Pero por estar ubicada en la
región geoestratégica marítima, dominada por Estados Unidos (EU), Colombia no
puede sustraerse a la dinámica geopolítica de esta.
Más arriba se
mencionó que esta región se subdivide en cuatro regiones geopolíticas, Colombia
se inscribe simultáneamente en dos de estas, el Caribe y Suramérica. No
obstante, mantiene vínculos históricos con una tercera, la Europa marítima, y
valdría inquirir por qué no ha superado los vínculos marginales con la cuarta,
el Asia marítima; iniciando con esta última en seguida se precisan los intereses
de Colombia sobre estas regiones.
La región geopolítica del Pacífico
El discurso sobre la
proyección de Colombia en el Asia Pacífico puede remontarse a treinta años
atrás, así como la solicitud de ingreso del país a la APEC a hace veinte años
(García, 2005). Hoy, 2015, la frustración de los dos propósitos es explicable
desde la geopolítica, incluida la misma inopia que sobre esta disciplina sufren
políticos y académicos colombianos.
Si bien Colombia
tiene un litoral sobre el Pacífico de 1300 km lo que, considerada también la
posesión de la Isla Malpelo, determina un área de 339.100 km2 de mar propio
allí (1 6,4% del territorio nacional; Sociedad, s.f.; Comisión, s.f.). El
litoral del Pacífico colombiano se ubica en el extremo donde aquel océano
alcanza su mayor ancho, medido desde Indonesia. Esta distancia, cerca de 19.800
km, obviando condiciones geográficas, nos ubicaría a una mayor profundidad
estratégica que la definida más arriba entre Colombia y Kazajistán en sentido
oeste-noroeste (15.600 km). Más claro, siendo el litoral colombiano el más
lejano respecto al Asia-Pacífico exigiría un poder marítimo innovador para
conectar los dos extremos.
Lo cierto es que
Colombia tuvo su única Flota Mercante Grancolombiana entre 1947 y 1997, cuyas
naves fueron “huéspedes acostumbradas de noventa y tres puertos en Europa,
Norte, Centro y Sur América” (Bazurto, s.f., p. 135). Siendo consecuentes con
una vision estratégica “A nation’s peacetime commerce is an index of its
‘staying power’ in naval war” (Tuttle, 1971, p. 419). En efecto, durante aquel
período nuestra Flota mercante compró hasta 12 buques y supervisó la
construcción de otros 28, como desde 1951 formó oficiales mercantes en la
Escuela Naval de Cartagena. Paradójicamente, en 1996, la apertura de mercados llevó
a vender el 60% de la Flota a México y el resto quedó como holding financiero
(Levar, 1996).
En contraste, los
países del Asia-Pacífico hoy copan el 25% de las adquisiciones de nuevos buques
militares, unos 800 nuevos buques que incluirán hasta 100 submarinos. Entre
aquellos países destacan Japón, Surcorea y Australia, que en conjunto gastarán
U$26.000 millones en adquisiciones. Ello en parte para controlar sus
respectivas zonas de exclusión económica, además de vigilar el tráfico de los
más de 60.000 buques con materias primas que atraviesan el Estrecho de Malaca
(Infodefensa, 2013; Mientras que este 2014 Surcorea transfirió a Colombia una
corbeta construida en 1983, para reforzar la seguridad en el Pacífico
colombiano (Toledo, 2014).
Regresando con Cohen
(2003), Colombia se ubica en la región geoestratégica marítima la cual incluye
entre sus regiones geopolíticas al Asia extra-continental y a Oceanía. Pero,
también con Cohen, debe recordarse que el Sudeste Asiático mantiene una
dinámica propia pese a la presión de las grandes potencias. En conjunto son
regiones que, dada su profundidad estratégica y el limitado poder marítimo
colombiano, según explicamos más arriba, no se incluirían entre los intereses
geopolíticos del país.
No obstante, en la
misma región geoestratégica se incluyen las regiones geopolíticas de
Norteamérica y Suramérica, cuyas fachadas occidentales pertenecen a la Cuenca
del Pacífico (entendida esta como región geográfica). Dado que Colombia está en
medio de aquellas dos regiones y que su litoral occidental se ubica en el
extremo sureste del Pacífico Norte, en consecuencia, el Pacífico de interés
geopolítico para Colombia es el de la cuenca americana de este océano.
Lo anterior permite entrever
que la inclusión de Colombia en la Alianza Pacífico (Biznews, 2011) fue la
primera decisión geopolítica real del país, aunque no premeditada en lo
estratégico. En efecto, para fortalecer su intercambio económico se orientó
hacia los tres países de tal Alianza (México, Perú y Chile). Así que en virtud
de esta Alianza Colombia ya intercambia con todos los socios americanos de la
APEC, incluidos Estados Unidos y Canadá. Pero en esa cuenca, el interés de
Colombia debe también orientarse a preservar los mares propios dados sus
límites en el Pacífico con tres países (Costa Rica, Panamá y Ecuador).
Reiterando que el
Océano Pacífico impone a Colombia la mayor profundidad estratégica respecto al
Sudeste asiático, siendo la distancia entre Indonesia y Colombia la que define
la mayor anchura (19.800 km) que alcanza dicho océano. La subdivisión sugerida
por Cohén lleva a considerar que para Colombia el Pacífico debe referirse a la
región geográfica consustancial a los países con los que tiene límites
marítimos allí, esto es, con Costa Rica, Panamá y Ecuador. Una razón de más
para preocuparse primero por la pretensión de Costa Rica, desde 2009, para
ampliar su Zona Económica Exclusiva más allá de las 200 millas dada la
ubicación de la Isla del Coco perteneciente a ese país (País gestiona...,
2009).
Lo anterior significa
que en el Pacífico los límites marítimos de Colombia están supeditados a la
influencia de aquellos tres pequeños países. Lo paradójico es que la soberanía
colombiana sobre el Pacífico corresponde a un área de 330.000 km2 (casi 1/6 del
área nacional), mientras que Costa Rica dispondría de un área marítima
equivalente a 11 veces su tamaño terrestre. Se trata aquí también de acceder a
los bancos de atún y a la futura explotación de minerales, mientras se objeta
la posesión de la isla de Malpelo por Colombia (Méndez, 1998).
La región geopolítica del Caribe
Según Cohén las
regiones geopolíticas, equiparables a las regiones geográficas, pueden contener
zonas fragmentadas o regiones estratégicas, ocupadas por estados conflictivos.
En tal contexto Colombia se ubica entre dos regiones geopolíticas: la del
Caribe y la de Suramérica. Esta última, junto con el áfrica Subsahariana,
considerada al final de la Guerra Fría como un cuadrante marginal del globo: es
decir, de poca importancia estratégica militar y económica para las grandes
potencias (Cohén, 1991, p. 553: véase mapa). Significa esto que Colombia ¿debe
preocuparse más del Caribe que del espacio suramericano?
En la región Caribe
Colombia debe ostentar soberanía sobre un área de 658.000 km2 (casi 1/3 del
área nacional) frente a ocho países con los cuales tiene límites marítimos. Dos
de aquellos países, Venezuela y Nicaragua, pretenden arrebatar a Colombia mar
territorial y su zona contigua. Esto afectaría también el hecho de ser Colombia
el estado más extenso sobre tal región (Londoño, 1973, p. 15).
Aunque otros estados,
Haití y Jamaica, reflejan el pasado de disputa geopolítica con Francia e
Inglaterra. Luego, hasta la Guerra Fría, serán Nicaragua y Panamá quienes
reflejan la imposición geopolítica de EU. Hoy por el área marítima del Caribe
colombiano trasiegan tres flujos de importancia geopolítica: el comercio en
general que atraviesa Panamá: el flujo petrolero proveniente de Venezuela y el
narcotráfico rumbo a EU. Algunos de estos flujos también vinculan a Colombia
con la Europa marítima, pero aparte la capacidad naval y mercante del país
aquella tampoco motiva alguna aspiración geopolítica.
Cohén percibía que
Venezuela era más importante para la geopolítica estadounidense.
Pero dada la
estrecha relación entre Colombia y Venezuela, esta podría incidir para que esa
geopolítica se desplazara más hacia el sur para incluir a Colombia. No solo por
la interacción entre los dos países en la costa Caribe y su diferendo sobre el
golfo de Coquibacoa. También porque en la década de 1 990, la economía de los
dos países tendía a tener una orientación andina. No obstante, Colombia
estrechó más sus vínculos con Estados Unidos en función del impacto del
narcotráfico sobre ese país (Cohén, 1991, p. 558). Lo anterior para recordar
que el análisis geopolítico se sujeta a las dinámicas del sistema global, no a
determinismos geográficos.
El Caribe tiende a
convertirse en una región compuerta. Es decir, una región que facilita la transferencia
de los flujos económicos entre regiones geoestratégicas. Aunque el Caribe
comprende el perímetro de seguridad de Estados Unidos, con el cese de la
influencia de Unión Soviética sobre Cuba y Nicaragua, se abrió la posibilidad
para una mayor influencia de México y Venezuela sobre esa región. La condición
de compuerta del Caribe se explica por su aporte de mano de obra para el sur
estadounidense, por su atractivo para inversionistas orientales o como
trampolín para el comercio con Estados Unidos.
Esto sin olvidar su gran
atractivo turístico para los mismos estadounidenses. Colombia constituye un
estado bisagra para la compuerta caribeña, dada su conexión con los países
andinos (Cohén, 1991, p. 573).
Sin embargo, todavía
una década después, Cohen (2003, 26) reiteraba que el Caribe era una potencial
compuerta comunicando Norte, Meso y Suramérica, y Euro-mediterráneo (sic). Vale
acotar que para Cohen aquella región es diferente a Mesoamérica. El Caribe
comprende la costa norte de Suramérica y las islas de ese mar. En tanto
Mesoamérica también incluye a México y los siete países centroamericanos. Con
el NAFTA, desde 1994, se reforzó la integración geopolítica entre Estados
Unidos, Mesoamérica y el Caribe. A su vez, las corrientes del Atlántico
facilitan la conexión del Caribe con Europa.
Las iniciativas,
primero, del régimen castrista desde Cuba y, luego, del régimen chavista desde
Venezuela intentaron ganar influencia en el Caribe. Pero, según Cohen (2003, p.
28), solo en una era post-socialismo los dos países, junto con Puerto Rico,
podrían conformar un trípode geopolítico sobre el cual se basaría la compuerta
caribeña. Este es entonces el nuevo gran desafío para Colombia, el no dejar a
iniciativas ajenas ejercer influencia sobre un mar donde es uno de los estados
de mayor tamaño.
En detalle, el Caribe
es un mar interior cuyos límites al norte son las Antillas Mayores y al sur
Colombia y Venezuela, al este las Antillas Menores y al oeste el istmo
centroamericano. Colombia es uno de los países que aporta el mayor caudal de
aguas dulces a la cuenca, a través de tres sistemas hidrográficos: uno del
mismo nombre, Caribe, que incluye al río más largo que desemboca allí, el
Magdalena: al más caudaloso, el Atrato, y el Sinú. El sistema del Catatumbo,
que incluye al mismo río Catatumbo y al Zulia, ambos ríos que nacen en
Colombia. Y el tercer sistema, el Orinoco, cuyo principal tributario es el río
colombiano del Guaviare, los ríos Meta, Vichada, Tomo y el Arauca, este que
también nace en Colombia.
A lo anterior se agrega
que Colombia posee un área de 589.360 km2 sobre el Mar Caribe. Comparado con
Venezuela, que entre mar territorial, contiguo y zona económica exclusiva
(Martínez, 2011, p. 3) suma 441.695 km2. En conclusión, Colombia es el estado
de mayor tamaño en el Caribe.
Aquí cabe preguntar
si la plataforma estratégica naval de Colombia consulta estos y otros desafíos
a su mar territorial. Recién este marzo, Colombia presentó el proyecto de su
plataforma estratégica de superficie (La Armada..., 201 5). En plan de renovar
la flota, tal plataforma prevé para el 2022 contar con ocho fragatas tipo OTAN
o multimisión. Si bien las operaciones de la Armada Nacional Incluyen el
control del mar, la defensa del espacio marítimo, la seguridad fluvial y la
lucha antidroga, dicha renovación de la flota debe contrastarse con la
situación geopolítica del país. Con Cohén, lo evidente es que Colombia debe
ejercer como la potencia mediana que es para disuadir más reclamos sobre su
territorio.
La región geopolítica de Suramérica
La reciente visita
del Primer Ministro de China a Brasil, Colombia, Chile y Perú, solo confirma la
necesidad de aquella potencia de obtener recursos minerales, agrícolas y de
mercados en Suramérica (RFI, 2015). En lo que toca a Colombia, durante su
visita, el Ministro firmó convenios para adelantar proyectos como: a) la vía
Puerto López - Puerto Carreño; b) un centro logístlco en Buenaventura: c) la
disponibilidad de tierras colombianas para agrolndustrlas chinas. A cambio de
esas recompensas geopolíticas China donó U$ 8 millones para programas políticos
del gobierno actual (SIG, 2015).
Según Cohén, con la
posguerra fría Suramérica fue vista como una periferia para los intereses de
Estados Unidos (EU). Además era una de las zonas de marginalidad global junto
con el áfrica Subsahariana. Pero con el nuevo milenio la disputa por los
recursos primarlos entre las potencias tradicionales (EU, Europa marítima y
Japón) y las emergentes (BRIC) renovó la atención sobre Suramérica. Entre estas
emergentes Brasil surgió como una potencia regional, al tiempo que los países
del ALBA (Bolivia, Ecuador y Venezuela) se alejaban de EU.
Por lo anterior
Suramérica, aunque es parte del Dominio Marítimo que controla EU, se consolidó
como una región geopolítica independiente y no integrada con Norte y
Mesoamérica (Cohén, 2009, p. 147). En particular los accidentes geográficos que
fijan el límite entre la región geopolítica del Caribe y la de Suramérica se
ubican al norte de los Andes colombianos y del macizo guyanés. A su vez
Suramérica está dividida por dos accidentes geográficos, la misma cordillera de
los Andes y la cuenca del Amazonas. Esto Impone una tendencia a la
fragmentación interna de Suramérica (Cohen, 2009, p. 149), la que sugiere para
Colombia superar cualquier deterninismo de integración subregional.
En el mismo sentido,
según Buzan el límite entre el complejo regional de seguridad norteamericano y
el complejo suramericano pasa por la costa del Caribe suramericano (o sea
Colombia). El primero incluye al subcomplejo de Centroamérica, desde Guatemala
hasta Panamá, mientras que el segundo se divide en dos: el subcomplejo del
Norte Andino y el del Cono Sur. Dado que en la misma teoría las amenazas a la
seguridad viajan más fácilmente en las cortas distancias e inciden en producir
complejos regionales de seguridad (2003, p. xvl), sobre esa misma teoría puede
inferirse que Colombia debe asumir su posición intermedia entre aquellas
regiones a partir de sus propias necesidades de seguridad. Es decir, como la
causa de su propio complejo regional donde Colombia asuma su perfil de potencia
mediana.
En suma, la evolución
histórica del territorio colombiano le llevó a ubicarse simultáneamente sobre
cada una de aquellas regiones y geografías, más exactamente en la confluencia
de dos regiones geopolíticas (Cohen) o de dos complejos de seguridad (Buzan).
Ubicación que no encuentra sustento geográfico en aquellas teorías, pero las
mismas que sugieren dos fundamentos de una política exterior para Colombia: el
primero, en función del Interés nacional, mantener la integridad territorial:
el segundo, en función de un proyecto geopolítico, asumir que Colombia es un
país de síntesis (López de Mesa, 1970, p. 255).
Dicha evolución
histórica, siguiendo a Mackinder (1904), confirma que la nación construida en
esa confluencia geográfica tiene dos opciones: continuar su lento
debilitamiento a merced de las potencias de turno y de los pequeños países que
han asumido con claridad geopolítica la defensa de su interés nacional. O, como
segunda opción, asumir que una potencia mediana no acepta que otros países le
impongan su conducta y se orienta a proyectar su poder. Faltaría profundizar a
futuro la perspectiva donde dicho territorio ha venido a quedar en el espacio
medio (Brzezinski) entre dos potencias, una global y una regional que compiten
en el mismo hemisferio por influir sobre sus vecinos.
Conclusiones
En este artículo se
precisaron los Intereses geopolíticos de Colombia para el siglo XXI. Dado que
el Interés nacional del estado colombiano ya está definido en la constitución
política, lo que necesita detallarse es cómo se hará valer tal Interés. Los
Intereses geopolíticos se precisan dado que estos deben ser el fundamento de la
política exterior del país (o geo-estrategla; Gryglel, 2006). Dicho de otro
modo, los dirigentes colombianos deben asumir que la proyección del poder
geopolítico es una necesidad para evitar las pérdidas de territorio o los
desafíos al ejercicio del poder del estado. Para sustentar esta conclusión se
propuso dos categorías.
En la primera, el
artículo se ciñó a los enfoques sobre el Interés nacional expuestos por
Reynolds (1977) y Nuechterleln (1975). Enfoques consustanciales a Colombia por
subrayar que el Interés se somete al orden democrático, en caso contrario
cedería ante los autoritarismos y hegemonías. En detalle, el Interés nacional
se orienta a: 1) la supervivencia del estado; 2) la consecución del máximo de
riqueza, y 3) el fomento de los valores de la comunidad. Por otra parte, lo
geopolítico supone Influir sobre otros estados para ejercer el control sobre
los focos de recursos y las líneas de comunicación.
En este orden, los
intereses geopolíticos de Colombia son los de preservar su actual territorio,
asegurar el control de sus recursos naturales y asumir un liderazgo sobre sus
áreas de influencia natural: el Pacífico Occidental; los Andes; la Amazonia; el
Istmo centroamericano; el Caribe y la Orinoquia-Guayana.
Si bien Eurasia y Medio Orlente, por su profundidad
estratégica respecto a Colombia, no le Interesan en lo geopolítico, los
conflictos en aquellas regiones merecen su atención en función de promover la
solución pacífica de los conflictos entre estados y su compromiso en la lucha
contra el terrorismo. Si Colombia debe preocuparse en lo geoestratéglco por la
disputa entre las grandes potencias en esas regiones es para prevenir el
surgimiento de hegemones, el uso de las armas de destrucción masiva y lograr sistemas
globales estables de mercado y ambiental.
En la segunda parte,
el artículo sugirió como asumir los postulados teóricos de la geopolítica de
Samuel Cohén (1991) para las necesidades de Colombia. Entre aquellos se reitera
que la geopolítica no puede obedecer a deterninismos geográficos sino que debe
someterse al interés nacional. Los intereses geopolíticos de Colombia
débilmente se han ceñido al Interés nacional de un estado democrático, tanto
que en sus doscientos años como república no ha sido un estado expansionista ni
agresivo.
No obstante, en
perspectiva geopolítica, Colombia debe proyectar poder en su entorno
internacional para hacer valer su interés nacional. Siguiendo a Cohén (2003),
sobre la existencia de dos regiones geoestratégicas, la marítima y Euroasia (p.
37-40), Colombia se ubica en la primera. Dado que aquella es dominada por EU
Colombia no puede sustraerse a su dinámica geopolítica, sobre todo a la de dos
de las regiones geopolíticas en las cuales el país se inscribe simultáneamente:
el Caribe y Suramérica. Aunque mantiene vínculos históricos con una tercera, la
Europa marítima y no ha logrado integrarse con el Asia marítima, la cuarta
región.
Insistir en esta
integración no responde a la realidad geopolítica de Colombia. En primer lugar,
el Asia-Pacífico se ubica a la mayor profundidad estratégica respecto a
Colombia, obviando condiciones geográficas, a una distancia de 19.800 km. En
segunda instancia, el poder marítimo de Colombia es incipiente al carecer de
flotas mercantes nacionales y dada la mínima inversión en una flota naval que
se orienta a la seguridad del mar territorial. Por lo anterior, es razonable
afirmar que el Pacífico de interés geopolítico para Colombia es el de la cuenca
americana de este océano y de allí la virtud de pertenecer a la Alianza
Pacífico.
En la región
geopolítica del Caribe Colombia es el estado de mayor tamaño. Lo que le impone
ejercer como la potencia mediana que es para disuadir más reclamos sobre su
territorio y para debilitar las iniciativas de otros estados para ejercer
influencia sobre ese mar. Acción similar debe orientar hacia Suramérica, aunque
con menor intensidad dado que esta región le impone más barreras naturales: la
cordillera andina y la selva amazónica. Es decir, Colombia no debe aspirar a
convertirse en potencia regional, lo que le llevaría a competir con Brasil. Si
debe aspirar a proyectar poder más allá de sus fronteras y hacer valer sus
intereses en las regiones que comparte con once países vecinos.
FUENTE:
ESDEGUEREVISTACIENTIFICA.EDU.CO
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